viernes, noviembre 22, 2024
Tecnología

El Síndrome de la Impostora. Por Itzeel Gutierrez

Probablemente el término “síndrome de la impostora” te sea familiar o quizás es completamente desconocido.
Gran parte de la población femenina ha padecido o padece este síndrome.
Esta sintomatología se caracteriza por quienes son afectadas sienten que todo lo que han conseguido no lo merecen, que ha sido gracias a la suerte y consideran que le han arrebatado el éxito a alguien más, o que otra persona lo merece más, es así como sienten que no son más que unas “impostoras”, lo que da origen al término del síndrome.

Este padecimiento no es exclusivo de mujeres, los hombres también pueden presentarlo; aunque es más frecuente en ellas, por lo que es más sonado el síndrome de la impostora que del impostor.

Se trata de un fenómeno que afecta a las mujeres exitosas que se desenvuelven en algún ámbito con un cargo importante dentro de una empresa o negocio.
El mayor problema de este síndrome es que puede afectar de forma negativa la autoestima de la persona afectada, independientemente de haber conseguido buenas notas en los estudios, trabajar duro y haber alcanzado metas que demuestren su capacidad, ellas sienten no merecerlo, lo que las lleva a un cuadro de ansiedad por miedo a que los demás descubran que son impostoras.
La falta de confianza en sí mismas puede llegar a limitar sus capacidades lo que constituye un obstáculo psicológico que puede impedirles seguir cosechando éxitos.

El origen de esta sintomatología es causa de la baja autoestima que va relacionada con la forma en que las personas se perciben a sí mismas.
Si la autoestima es baja, es claro que la mujer con este padecimiento se crea incapaz de merecer éxito.

En este síndrome destacan cinco clases:
La perfeccionista, se caracteriza porque quien lo padece tiene altos niveles de autoexigencia que la llevan a una frustración. Tiende a exigirse metas imposibles de alcanzar, lo que la orilla a un desgaste mental y físico..
La experta. Duda completamente de sus capacidades en todo momento. Se siente incapaz de saber lo suficiente.
La superwoman. Se enfoca en esforzarse más de lo normal, se adjudica cargos que no le corresponden.
Yo lo hago todo. Le cuesta pedir ayuda, porque le detona un síntoma de debilidad.
La genia. Se exige demasiado, siente que habitualmente debe ser la mejor y la primera en todo. Intolerante al fracaso y a las segundas oportunidades.

Expertas en el tema recomiendan que para evitar este padecimiento es reconocerse, quererse y destacar los logros obtenidos, respaldarlos con datos y hechos; así dejará de valorarse de manera negativa y comenzará a reconocer triunfos y su posición.
Platicar de los éxitos obtenidos, sin intención de alardear. Esto fortalece la autoestima.
Escribir un diario o “notas diarias” respecto a las hazañas personales.
Celebrar logros, premiarse. Alimentar el amor propio.

En situaciones de estrés, es importante alzar la voz y hablar con seres cercanos o incluso con tus superiores, de lo que te está afectando. Se debe contemplar que nunca está de más pedir ayuda, esto no es sinónimo de debilidad, sino de inteligencia. Quien pide ayuda y trabaja en equipo es capaz de ser mucho más productiva o productivo.

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