Los yates más famosos y extraordinarios
Grandes, lujosos e históricos así son algunos de los yates más llamativos del mundo.
Los propietarios son diseñadores, reyes y empresarios y a su cubierta se han subido las más grandes estrellas del mundo. Todos tienen una historia y así son las mansiones flotantes, grandiosas, fastuosas e auténticas, los yates más llamativos de la alta sociedad.
Azzam, la embarcación privada más larga del mundo
Pertenece a Sheikh Khalifa bin Zayed Al Nahyan, presidente de los Emiratos Árabes Unidos. Con sus 180 metros de longitud es desde 2013 la embarcación privada más larga del mundo. Aunque el misterio suele ser habitual en torno a él, se sabe que tardó tres años en construirse, que se hizo en los astilleros de la alemana Lürssen y que su dueño pagó unos 570 millones de dólares (510 millones de euros) por él.
El interior corrió a cargo del decorador de yates Christophe Leoni que concibió un salón de 29 metros de largo por 18 metros de ancho, sin columnas, y se encargó del interiorismo de sus 48 camarotes. La historia en su entorno cuenta que tiene su propio sistema antimisiles, dos submarinos y que en él trabajan 60 personas.
Eclipse, el barco con escudo antipaparazzi
Pertenece al multimillonario Roman Abramovich. Con sus 168 metros de largo, 18 suites para huéspedes o un dormitorio principal de 500 metros cuadrados fue el yate más grande del planeta (hasta que en 2013 apareció el Azzam), y es probable que siga siendo el más caro. Abramovich se lo encargó a la naviera Blohm + Voss en 2010 y pagó un precio que superó con creces los 340 millones de euros, más de 800 millones de dólares.
Algunas de sus excentricidades son: cristales blindados, sistema antimisiles, un submarino, sillas cubiertas con piel de leopardo, mesas de piel de cocodrilo o un escudo antipaparazzi que lanza un láser de infrarrojos si detecta los sensores de luz de las cámaras digitales.
Venus, el barco inspirado en los productos de Apple
La propietaria es Laurene Powell, la viuda de Steve Jobs. Aunque Jobs nunca llegó a disfrutar de él, lo encargó en 2007 y no estuvo acabado antes de su muerte en 2011, todo el diseño exterior es cosa suya. Como no podía ser de otro modo, su imagen es minimalista, inspirado en los productos de Apple, y el millonario supervisó hasta el más mínimo detalle.
Está hecho de acero y aluminio, con cubiertas de teca, y elementos de vidrio. Su interior corrió a cargo de Philippe Starck e incluye seis habitaciones, un sistema de comunicación que conecta todo el barco y, en lugar de una cabina de control, todo se dirige a través de ordenadores iMac de 27 pulgadas. En la actualidad es propiedad de su viuda que, tras un pequeño litigio con Starck, se calcula que pagó por él unos 100 millones de euros.
Baglietto, cambia de color según la intensidad del sol
Este ejemplar pertenece a Roberto Cavalli. En 2004 el diseñador pagó 50 millones de dólares por este yate que, gracias a una pintura con micro-prismas, cambia de color según la intensidad del sol. Tiene más de 40 metros de dimensión, un interior con estampados y diseños de Cavalli y puede hospedar hasta a ocho personas. Cavalli no parece satisfecho con un solo superyate y este recientemente presentó en Mónaco su nueva adquisición: Freedom.
TM Blue One, el barco que solo navega por el Mediterráneo
El dueño es el diseñador Valentino. Cuarenta y siete metros y medio de eslora, diez de manga y doce de altura tiene uno de los yates más famosos de la moda. Valentino lo compró en 1988 y lo bautizó con ese TM por Teresa y Mauro, sus padres.
Naturalmente, participó activamente en su diseño inspirado en el Mediterráneo (solo navega por este mar) y lo llenó con obras de arte, entre ellas dos retratos firmados por Warhol y un Picasso. Por supuesto que no pueden faltar los acabados en caoba y lujosas telas.
Pacha III, un imán para los paparazzi
Pertenece a la Familia Real de Mónaco. Con sus poco más de 30 metros quizás no sea el más espectacular de la lista pero sí el que más interés despierta entre los paparazzi: siempre lleva a bordo a algún miembro de la familia real. Originalmente construido en 1936 por la lujosa naviera británica Camper & Nicholsons, Stéfano Casiraghi y Carolina de Mónaco lo compraron en 1991, poco antes de la muerte de este, lo reformaron por completo y le encargaron un nuevo interiorismo al diseñador fracés Jacques Grange, uno de los habituales de la jet-set.
Regina de Italia, totalmente Dolce & Gabbana
Como lo dice su nombre, pertenece a los diseñadores Stefano Dolce y Domenico Gabbana, Dolce & Gabbana. Los italianos lo compraron en 2006 y, desde entonces, suelen atracar sus 51 metros de longitud en Ibiza todos los veranos. Aunque se desconoce su precio, pero por sus detalles con los que cuenta no debió ser económico. Cuenta con pisos de mármol, grifos con rubíes y zafiros, techos de espejo, pinturas del siglo XVII, tapices, alfombras de piel de cebra… Todo 100% Dolce & Gabbana.
Nabila, el yate al que Queen dedicó una canción
Esta embarcación ha sido propiedad de Adnan Khashoggi y Donald Trump. Fue uno de los yates más famosos y lujosos de los años 80, apareció en la película de James Bond ‘Nunca digas nunca jamás’ y Queen le dedicó una canción, el tema ‘Khashoggi’s Ship’.
El multimillonario saudita lo compró en 1980 por 100 millones de dólares de la época y lo bautizó así en honor a su hija Nabila. En su momento tenía 86 metros de eslora con cinco cubiertas, una discoteca, un cine con asientos para 12 personas, 11 suites, un helipuerto, una piscina y hasta una morgue. En 1988, Khashoggi lo vendió al Sultán de Brunei que a su vez se lo vendió a Donald Trump.
Este lo reacondicionó y lo llamó Trump Princess pero, pocos años después, el ahora presidente de EE.UU se lo acabó vendiendo por una quinta parte de su precio original a Al-Waleed Bin Talal bin Abdulaziz al Saud, nieto del Rey fundador de Arabia Saudita.
Pues para quien le guste zarpar los mares y tengan a la mano 60 mil euros diarios para pagar el alquiler, aquí tienen las opciones.