miércoles, septiembre 18, 2024
Estilo de vidaNoticias

¿QUÉ QUIERO COMUNICAR HOY?

“Vístete hoy como si fueras a conocer a tu peor enemigo”. Coco Chanel.

¡Hola, amigos y amigas de Dinero y Negocios! Muchas gracias por el entusiasta interés que le brindan a esta columna. Es siempre un gusto compartir recomendaciones y estrategias que nos permitan desarrollar un exitoso manejo de Imagen y Comunicación. 

La frase con la que abro este espacio, lo sé, no es una de las más románticas ni de las más conocidas de Gabrielle Chanel, la famosa e influyente diseñadora de modas conocida como Coco Chanel. Pero sí es una de sus frases más impresionantes para referirse a la importancia de conocer y aplicar lo mejor de nuestro estilo de imagen para lograr objetivos de negocio. Con esta reflexión en mente, comencemos por el principio: ¿Qué es “estilo”?

El estilo de imagen, más comúnmente conocido como “estilo personal” se refiere a cómo somos y cómo nos relacionamos con la sociedad a partir de nuestras premisas fundamentales. Estilo personal es, entonces, la expresión de nuestra individualidad. Es la imagen personal que cada uno de nosotros “proyecta” hacia los demás a partir de los valores, gustos, experiencias, aprendizajes y premisas de comunicación con las que hemos crecido, y se manifiesta en nuestras actitudes, lenguaje (verbal y no verbal) y en nuestra forma de vestir.

Ya hemos hablado de la reputación* y su relevancia para el éxito social y profesional. Aquí revisaremos cómo el estilo personal potencia nuestra reputación… o la debilita si no conocemos nuestro estilo; si no conocemos lo que proyectamos con nuestra actitud y nuestra imagen física.

Si el estilo surge de nuestra forma particular de ver la vida y de la forma como interactuamos en sociedad, es lógico pensar que existen tantos estilos como personas en el mundo… y en esencia es cierto. No obstante, existen varios parámetros de referencia para definir y catalogar estilos “genéricos” de imagen personal. En la década de los 90, Diana Parente y Alyce Parsons definieron lo que hoy conocemos como “Los siete estilos de imagen personal”, representados principalmente en la actitud y en la forma de vestir de cada persona. Cada uno de estos estilos se refiere a los elementos de comunicación, inicialmente comunicación no verbal, que le indican a la gente que nos percibe visualmente las premisas que definen nuestra actitud. Con esto, los estilos fundamentales son: Natural, Tradicional, Elegante, Romántico, Seductor, Creativo y Dramático.

Estilo Natural – Mal llamado “estilo casual”. Se define por la búsqueda de comodidad práctica y sin complicaciones; sobre todo en el vestir. La imagen natural se asocia con sencillez, accesibilidad y relajación; hoy día se le identifica con minimalismo y conciencia ecológica. El riesgo de una mala implementación de este estilo puede dar imagen de falta de seriedad, facha en el vestir y como resultado no generar respeto profesional. 

Estilo Tradicional – También llamado estilo clásico. Se define por la búsqueda de seriedad y sobriedad en el vestir. La imagen tradicional o clásica se asocia con profesionalismo, pulcritud y respeto. Pero una mala implementación de este estilo puede confundirse con “pasado de moda”, poca empatía con gente joven y cerrado a ideas modernas o novedosas.

Estilo Elegante – También llamado estilo sofisticado. Se define por la búsqueda de calidad y exclusividad en el vestir y en el actuar. El estilo elegante comunica éxito económico, autoconfianza, liderazgo, y bien implementado genera admiración y emulación. El riesgo de este estilo está en parecer presumido, lejano a la gente y, en lugar de generar admiración, genere envidia. 

Estilo Romántico – Se define por la búsqueda de calidez en la expresión personal (atuendos y actitudes); mucha femineidad en el caso de las mujeres y sensibilidad en el caso de los hombres. Se le identifica con accesibilidad, bondad y genera confianza para interactuar a nivel personal y profesional. El riesgo de un estilo romántico exagerado es dar una imagen cursi, débil, e incluso que en lo profesional podría rehuir responsabilidades para evitar confrontaciones.

Estilo Seductor – Por sus arriesgadas características de comunicación este estilo es al mismo tiempo fácil de identificar… y fácil de malinterpretar. Este estilo se caracteriza por una búsqueda de notoriedad, de impresionar a la gente en general y llamar la atención del sexo opuesto. Transmite fuerza, autoconfianza y, bien implementado, el estilo seductor inspira admiración y emulación. El riesgo es exagerar sus características y mandar un mensaje de vulgaridad que, lejos de inspirar admiración, genere rechazo y “no ser tomado en serio”.

Estilo Creativo – Se define por la búsqueda de originalidad en su forma de vestir, de interactuar y de pensar. El estilo creativo comunica innovación, individualidad y genera una imagen talentosa en el ámbito profesional en que se desenvuelve. El riesgo del estilo creativo es dar una imagen de inmadurez, falta de respeto por las reglas y hasta de ridiculez.

Estilo Dramático – Se define por una actitud fuerte y cosmopolita que busca “llamar la atención” impresionando por sus características de extrovertida sofisticación y dominio de toda situación. El estilo dramático da una imagen de autoconfianza y autoridad en su entorno, generando respeto y una sensación de protección hacia la gente de su equipo o grupo social. El riesgo de este estilo es dar una imagen agresiva, nada accesible y hasta insensible a las necesidades de los demás.

¿¡Qué tal!? ¿Con qué estilo se identifican?

Algo muy importante antes de responder esta pregunta (para lo que tengo algunos tips a continuación) es que NO HAY MALOS ESTILOS ni un estilo es mejor que otro; de hecho, casi todos, consciente o inconscientemente, usamos una combinación de estilos a partir tanto de nuestras premisas y valores personales, como de la forma de comunicación e interacción que hemos aprendido y adaptado a lo largo de nuestro desarrollo profesional. La ironía es que aquellas personas que buscan implementar un estilo puro se convierten en parodia y caricatura de ese estilo por no tener los contrapesos y “modulaciones” que brinda el considerar las ventajas de otros estilos que son acordes, congruentes y complementarios con su personalidad. Recordemos que la base de una imagen exitosa es la congruencia en el pensar, el decir y el hacer, siempre respetando nuestros valores y los valores de la sociedad.

Por último y cumpliendo con lo prometido, aquí unos tips muy prácticos para comenzar a identificar nuestro estilo base, los estilos complementarios que puedo usar, y los riesgos de comunicación a los que nos exponemos:

Cuando compro ropa mi prioridad es:
Mi riesgo común al arreglarme es lucir:
Libertad y comodidad
Fachoso o fachosa
Seriedad y sobriedad
Anticuado o anticuada
Calidad y elegancia
Presumido o presumida
Calidez y accesibilidad
Cursi y sin autoridad
Llamar la atención con mi físico
Vulgar
Innovación, ser diferente
Ridículo
Impresionar a los demás
Exagerado y dominante

TEAMWORK!

*) Artículos: “lo que más hace el ser humano después de respirar es comunicarse”, “Ocho pasos para comunicar una imagen de poder” y “La ecuación de la reputación”.