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Es imposible no evaluar al siglo XXI y analizar la transformación constante que trae consigo, podemos destacar el gran avance que se ha dado, y hay que reconocer que la tecnología, que ha permeado distintos sectores económicos, ha sido una de las herramientas propulsoras de estos cambios y tendencias.

Un panorama real y alentador se registra en el sector Fintech, que no solo llegó a revolucionar la banca tradicional y la manera en cómo los usuarios -independiente de su género, capacidad económica, historia, entre otras condiciones- se relacionan con el sistema financiero, sino que también se ha consolidado en el liderazgo femenino como uno de sus bastiones.

Por su mismo ADN innovador y disruptivo, las Fintech, han motivado la predominancia de ambientes de trabajo más incluyentes, que promueven la generación y el acceso al empleo, sumados a una visión de futuro de lo que podría llegar a ser la sociedad en algunos años.

Estas cualidades del sector Fintech, junto con su visión disruptiva, nos muestran que el impacto de estas empresas amplía las oportunidades de acceso e inclusión a los servicios financieros, a los que todas las personas pueden acceder, a unos cuantos clics.

Es claro que las empresas que hacen parte del sector Fintech, están destinadas a seguir generando estas tendencias y ser agentes de cambio que reconfiguran elementos de sistemas sociales que han quedado obsoletos pues no corresponden al llamado de una sociedad que se transforma permanentemente.